Thursday, November 30, 2006

CC - TAdviento - D1 (EduardoA)

CATEQUESIS DE INTRODUCCIÓN PARA
EL ADVIENTO Y 1er DOMINGO DE ADVIENTO

"ESTAMOS DE ESTRENO" - "UN AÑO NUEVO A PARTIR DEL 3 DE DICIEMBRE DEL 2006" - "UN CUADERNO DE BITÁCORA EN BLANCO..." - ADVIENTO – ADVENIMIENTO
“ALGUIEN” QUE VIENE
Y QUE SE LE ESTÁ ESPERANDO
PARA QUE NOS AYUDE
A RESOLVER PROBLEMAS
Y SITUACIONES DESESPERANTES
DE LA VIDA

“ALGUIEN” QUE VIENE
PARA HACER REALIDAD
NUESTROS SUEÑOS
DE FELICIDAD, GOZO Y ALEGRÍA
HASTA LO INIMAGINABLE:
NUESTRA “DIVINIZACIÓN”

SE NOS REVELA
en un género literario o lenguaje “apocalíptico”, propios de la época, pero mucho más discreto:

* de todo esto que veis (la grandiosidad del templo de Jerusalén), vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea demolida.”


* “Le preguntaron, diciendo: ¿Y cuándo sucederá esto y cuál es la señal de que estas cosas estén a punto de suceder?.


* Cuando oyereis hablar de guerras y revueltas…,Se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos lugares, hambres, pestes, espantos y grandes señales del cielo.


* Seréis entregados aun por los padres, por los hermanos, por los parientes y por los amigos, y harán morir a muchos de vosotros, y seréis aborrecidos de todos a causa de mi nombre. Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos entre todas las naciones, y Jerusalén será hollada por los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y sobre la tierra perturbación de las naciones, aterradas por los bramidos del mar y la agitación de las olas, exhalando los hombres sus almas por el terror y el ansia de lo que viene sobre la tierra, pues los poderes celestes se conmoverán.



TODO SON DESGRACIAS, CATACLISMOS, DESASTRES, PERSECUCIONNES, MUERTES…
LA REALIDAD ES MUY DISTINTA DE LAS APARIENCIAS
CÉNTRATE, MIRA FIJAMENTE LA REALIDAD
Y SABRAS INTERPRETAR LAS APARIENCIAS,
LO QUE SIGNIFICAN, NO LO QUE MUESTRAN.
EN LOS TRIGALES VES LA PAJA
EN LOS GRANEROS ESTÁ EL TRIGO.

¡¡¡NO TE EQUIVOQUES!!!

SALIMOS DEL ALFA (momento de la creación) DE DIOS,
LLEGAREMOS A LA OMEGA (momento de la plenitud y perfección de todo lo creado) DE DIOS
UNA APOCATÁSTASIS, UNA APOTEOSIS.

El GRANO de TRIGO metido en tierra, experimenta una destrucción, una demolición, una desintegración “APARENTE”. La realidad es muy otra: es una TRANSFORMACIÓN. Primero germina; después sale un tallo; más tarde una ESPIGA; y la espiga se llena de granos, hasta el 60, 80 o 100 por uno.

Hay que saber leer bien e interpretar mejor esta CATEQUESIS DE VICTORIA Y NO DE DERROTA Y DESTRUCCIÓN.

Lo acabo de leer en un correo:"La pregunta es ésta: "

¿cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande?"

No te dejes meter MIEDO

Mira hacia delante, hacia la VICTORIA APOTEÓSICA.

No mires hacia atrás: a las apariencias de destrucción, pues podrías “convertirte en estatua de sal”, como la mujer de Lot.

No te preocupes por “el cuando” de tu muerte, ni por el cómo morirás.

Preocúpate y no olvides “cómo debemos vivir” para no llegar derrotados a ese gran día por el vicio, la bebida, los placeres absurdos y la preocupación desmedida del dinero.

Clarito ¿verdad?
Pues adelante que ya nos lo avisan:
Cuando estas cosas comenzaren a suceder, cobrad ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se acerca vuestra redención.

Edu, piariste


1er DOMINGO DE ADVIENTO – C
1ª.- Lectura: Jeremías 33, 14-16
2ª.- Lectura: 1 Tesalonicenses 3, 12- 4,2
3ª.- Lectura: Lucas 21, 25-28.34-36

Estamos de estreno. Hoy comenzamos un año nuevo. Y todos sabemos cuales son nuestras actitudes cuando estrenamos algo. Nos llenamos de alegría ¿verdad?, y nos sentimos un tanto ufanos, nos sentimos importantes con el nuevo coche que estrenamos, o el vestido de una gran firma, o la moto en la que tanto soñamos. Y no solo estamos contentos, alegres, ufanos, sino que también ponemos un poco de cuidado y esmero con lo que estrenamos, al menos los primeros días. Alegría y vigilancia son las dos actitudes fundamentales.

Hoy, pues, hermanos, estrenamos un nuevo año, y tendremos la oportunidad de hacer un mejor ensayo, que el que hicimos el año pasado, sobre lo que debe ser este gran misterio de nuestra vida, de nuestras vida, que queremos que sea verdaderamente cristiana, porque aun no nos convence, su cristianismo. Somos un poco cristianos a medias. Para que cuando llegue el día de la representación y no del simple ensayo o entrenamiento, en este gran teatro del mundo de toda la humanidad, y delante de Jesucristo, Juez de vivos y muertos, lleno de poder y majestad, la obra de nuestra vida sea maravillosa y ya no ensayada, sino vivida de manera plena y esplendorosa y para siempre, el triunfo total.

* Esta obra de nuestra vida cristiana durante el año se desarrolla en tres actos o escenas, con sus respectivas preparaciones. *Empezamos con la preparación del primer acto con el adviento o advenimiento: alguien que viene para ayudarnos, para salvarnos. Y ya preparados, vivimos la alegría de ese primer misterio que llamamos Encarnación, Navidad, decimos: que Dios, el Hijo, se hace hombre para que el hombre se haga Dios. Después durante varios domingos profundizamos e intentamos vivir este primer misterio.

* El segundo acto comienza con la preparación que llamamos cuaresma, que son cuarenta días de preparación para profundizar y vivir el segundo misterio, que es la cumbre, la cima de todo el año: la muerte y la Resurrección de Jesucristo.

* Este gran misterio de resurrección, llega a su plenitud con nuestro tercer acto o escena, con la infusión de la plenitud del amor de Dios, del Padre y del Hijo, y que llamamos Santo Espíritu, Paráclito o Pentecostés. Después durante 34 domingos “profundizamos, interiorizamos" para vivirlos esos tres misterios.

Hoy comenzamos el adviento y hemos, pues, de procurar no dejarnos dominar y arrastrar por la monotonía, que diciembre tras diciembre se nos repite: tiempo de adviento y Navidad; sobre todo los que somos ya mayores. Sentimos, a veces, hasta una cierta indiferencia, porque ya no nos dice nada o no nos dice tanto, como cuando éramos niños o jóvenes …

La Encarnación del Hijo de Dios y su Navidad,

Ánimo, pues, y a emprender con ilusión este nuevo año cristiano para que cada vez lo vivamos mejor, que sin género de duda, estamos dispuestos a hacerlo y a que no se nos pase sin casi darnos cuenta y ni vivirlo.

El mensaje de los cuatro domingos de adviento es un desafío permanente a la raíz misma de nuestra fe. Nos han proclamado hoy:

1º- Estad siempre despiertos
2° pidiendo fuerza, ¿para qué?,
3° para escapar de todo lo que está por venir,
4° Y manteneos en pie ante el Hijo del hombre".

Ya veis, todo un programa a realizar, no solo para este nuevo año, que hoy se nos abre, que hoy estrenamos, sino un programa a realizar a lo largo de nuestra vida. Es, pues, una consigna y una amenaza:
- Consigna: "Estad siempre despiertos...”
- Amenaza:”para escapar de todo lo que está por venir”.

Sí, es una amenaza, pero no para metemos miedo: "cuidado con tu futuro, se nos ha dicho, con lo que está por venir".

Si este grito del adviento me da miedo, no he entendido lo que es el adviento.

Una amenaza es para nuestra vida la calavera, pintada en una chapa de hoja de lata y colocada en los postes de la luz de alta tensión. Y no nos da miedo. Sí, es verdad, despierta en nosotros la vigilancia, la prudencia en el obrar de nuestra vida. No se nos ocurre encaramamos a esos postes de la luz de alta tensión como si fueran una cucaña.

El cartel, donde podemos leer: aguas contaminadas, agua no potable, es una amenaza, pero no nos infunde miedo. Nos pone en guardia para no cometer la imprudencia de beber de aquellas aguas, incluso, aunque tengamos sed

Ya veis, que reaccionamos bien, muy bien en nuestro mundo de aquí, donde vivimos. Obramos con prudencia y con inteligencia ante las amenazas y los peligros.

Pero esta amenaza, que se contiene en la Palabra de Dios, puede ser que me haya dejado indiferente, dormido, atolondrado: "Estad siempre despiertos", nos gritan, vigilantes. Manteneos en pie, se nos añade. Que nada, ni nadie rompa la historia de tu vida, con lo que está por venir. Lo que viene cada día. Vive la historia de tu vida bajo la amenaza de tu libertad, que te puede hacer fracasar.

Eric Fromm escribió un libro muy leído por los universitarios de su época, con el título sugerente: “Miedo a la libertad” Y es para temerla, no cabe duda. No fracasarás, en cambio, con la fuerza que te da la Palabra del Hijo del Hombre.

Evitarás la amenaza de un fracaso total. Léela durante la semana, sólo o en familia. Te encontrarás contigo mismo y con esa nueva creación y nueva vida, que todos buscamos. Llegarás gozoso a ese día de la 28 venida de Jesucristo, Juez de vivos y muertos, si estás vigilante.

Pero, ¿de qué tenemos que tener cuidado, qué tenemos que vigilar? Nos lo dice concreta y taxativamente: "Tened cuidado: no se embote la mente y el corazón con el vicio. la, bebida, los placeres de la mesa y la preocupación por el dinero”.

Por esa ansia y ambición de tener, en lugar de esforzarse por ser lo que somos. Tened cuidado del vicio de la mentira de vuestras vidas, de las murmuraciones, que matan, de los egoísmos e injusticias, que esclavizan, de la irresponsabilidad y falta de rendimiento en el trabajo, de la soberbia y orgullo, de la vanidad y de la envidia, que te destruye. Cuando nos dejamos invadir por esta vida terrestre y mundana y por los placeres desmedidos, nos olvidamos de aquel día, que caerá de repente como un lazo-trampa sobre los habitantes de la tierra.

Vigilad y orad; pedid, nos dice el Señor. La confianza y la esperanza no deben ser sinónimos de seguridades engañosas. Es necesario estar alertas, vigilar, ser prudentes, porque hay un peligro en esta amenaza, y es llegar derrotados a ese gran día por el vicio, la bebida, los placeres absurdos y la preocupación desmedida del dinero.

Quizás esta primera semana nos vendría bien mirarnos al espejo de la Inmaculada, porque nos dará la imagen de lo que de verdad podemos ser y en el fondo lo estamos deseando: estar sin mancha, dar la medida de la verdadera existencia humana, tener limpio nuestro horizonte y nuestro corazón. Porque si a Ella nos asomamos, intentaremos recuperar la belleza de nuestro ser desfigurado y así, llevados de su mano, consigamos, que Dios se encarne también en nosotros, como lo hizo en Ella por limpia, por pura, por íntegra y que ahora nosotros se lo vamos a pedir al ofrecerle este pan y vino, vuestro y mío, nuestro, pues, de esta Eucaristía, que juntos vamos a celebrar.
AMEN.
Edu, escolapio

Friday, November 24, 2006

CB - TOrdinario - D34 (EduardoA)

Señorío de Jesús
"MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO"
- Luego tienen que haber otro, pero que no es como este mundo
Eduardo Abad, Escolapio

...- Este mundo está limitado por:
el tiempo
el espacio
el peso
la forma
el color
el sonido
la luz - ...

Fuera de estos parámetros no nos podemos imaginar, ni pensar

En esta órbita esta el
"NUEVO MUNDO" ES DIOS MISMO,
que es el INEFABLE

Solo podemos acercarnos a ÉL por "analogias"

JESUCRISTO ES EL "REX",
QUE RIGE,
QUE GOBIERNA
ESE "NUEVO MUNDO"
DONDE HAY "UNA NUEVA VIDA":
LA GLORIA DE DIOS

"Yo les he dado la GLORIA que tú me diste,
a fin de que sean uno,
como nosotros somos uno.

¨Yo en ellos y tú en mí,
para que sean perfectamente uno
y conozca el mundo que
tú me enviaste
y amaste a éstos
como me amaste a mi...¨

¨PARA QUE EL AMOR
CON QUE TÚ ME HAS AMADO
ESTÉ EN ELLOS
Y YO EN ELLOS".

CRISTO REY – B
1ª. Lectura: Daniel 7, 13-14
2ª. Lectura: Apocalipsis 1, 5-8
3ª. Lectura: Juan 18, 33b-37

Cerramos este año litúrgico de los cristianos de todo el mundo, con este broche de oro: con la Fiesta de Cristo Rey, porque Jesucristo es el rex, el regidor, el que rige; el mediador de la Creación; y de la Redención; y de la Salvación. Es el Rey del universo, y Rey de la vida.

Así nos lo describe y revela San Pablo: “El es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; por medio de El fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles, e invisibles ... El nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados".

Pero, hoy, el hombre entiende mal la idea de realeza y la rechaza, al entenderla como una dominación de otro hombre sobre él; es, pues, un sometimiento, idea, que se oponen diametralmente a la conciencia que hoy tiene el hombre de sus posibilidades y de su poder para dominar las fuerzas hasta de la misma naturaleza, sintiéndose menos dependiente y esclavo de las leyes del mundo y hasta aspirando a vivir de “forma ilimitada”

¿Cómo este hombre-moderno puede aceptar un rey, otro hombre en definitiva, que le domine, que le someta, que se ponga por encima, sobre todo en sus pensamientos y en su corazón, que es donde el hombre se siente y quiere ser más libre y más señor?

Verdad es también, que a estos periodos de euforia y de entusiasmo, le siguen otros momentos de impotencia, de abatimiento, de decepción del mismo hombre y del progreso. Esta es una ley constante en la historia de la Humanidad. Hay, pues, como un movimiento pendular, de vaivén, que lleva al hombre, de la pretensión de un poder absoluto y de conquista definitiva, sintiéndose y creyéndose dueño y señor del mundo, matando la idea de Dios de su mente y de su mundo y haciéndose él mismo dios, a una mentalidad de lo relativo, de lo provisional, de lo incierto, de la duda y hasta del miedo, en ocasiones.

Toda esta experiencia que hace también el hombre radica en su propia limitación, que la vive cuando se enfrenta, impotente, a su enfermedad y a su muerte, descubriendo esa misma limitación en las cosas que le rodean.

No nos queda más remedio, que volver de nuevo al evangelio, porque la ciencia nos entretiene con sus soluciones aceptables y prácticas u operativas, pero no nos acaba de llenar, ni de satisfacernos. Lo mismo les ocurre a todas las otras cosas.

El evangelio, pues, nos habla de realeza. Y el profeta Daniel nos ha profetizado, que el dominio de este rey no está sujeto a la temporalidad, no es efímero, no es relativo. Es absoluto. “Su dominio, su señorío, es dominio eterno, que nunca pasará y su reino nunca será destruido".

Las teorías científicas se suceden las unas a las otras. Se autodestruyen, pudiéramos decir. Su valor no es absoluto, sino simplemente operacional, práctico, pero no pasa de ahí.

San Juan en la lectura del Apocalipsis nos ha dicho que “Jesucristo es el testigo fiel, el primero que resucitó de entre los muertos, el Rey de los reyes de la tierra. A Él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos".

“Yo soy el Alfa y el Omega, dice el Señor Dios, el que es, el que era y el que vendrá, el Señor del Universo". Pero no de este universo material y limitado, sino de un universo universal, absoluto: “Mi reino no es de este mundo, mi reino no es de aquí", porque aquí no hay, en plenitud: ni verdad, ni justicia, ni paz, ni vida.

Ha venido al mundo para dar testimonio de esta verdad, que la proclamará de forma definitiva desde la cátedra de la cruz.

Al hombre no le queda otro camino más que éste, lleno de contradicciones a su vez, para la noción y la vivencia que tiene de la realeza. Porque la manera de ejercer Cristo su realeza desde la cruz, donde está investido y entronizado, es ofreciendo su perdón, incluso a sus enemigos, llegando en este momento al paroxismo al gritar, mirando al cielo: “Padre, perdónales, porque no saben lo que se hacen".

Eso es ser Rey para Cristo. Y uno de los malhechores, crucificado con él, lo insultaba, diciendo: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros. Y el otro malhechor le dijo: Jesús, acuérdate de mi, cuando llegues a tu Reino". Y Jesús le respondió: Te lo aseguro, hoy, estarás conmigo en el paraíso".

La realeza de Cristo es servicio, es comprensión, es magnanimidad, es perdón, hasta disculpar: “no saben lo que se hacen", es amor hasta dejarnos a su propia Madre: “Ahí tienes a tu Madre".

Quien quiera seguir su bandera para el nuevo año litúrgico, que se nos abre de nuevo a partir del próximo domingo, ya sabe cómo hay que entender la realeza e intentar tener ese talante vital para encontrarnos, a pesar de nuestra impotencia e incertidumbres, con la verdad de nuestra vida, con la verdad de Dios.

Esta Eucaristía, que vamos a celebrar se convierte en una necesidad, para decirle, para rezarle y para gritarle: "Ayúdanos, Dios nuestro, para ser buenos vasallos de tan gran Rey y Señor, y que la humanidad esté regida y gobernada por tu verdad, por tu vida, por tu justicia y por tu Paz



AMEN.

Edu, escolapio

Ideas para entender un poco mejor

“EL FIN DE UN AÑO”

“NO SÉ SI ES “PEDRO” QUIEN VIENE…
AUN SÉ QUE ES “PEDRO” QUIEN VIENE…

No sé lo que viene, pero ALGO está viniendo y por los ruidos, señales y sabores, olores y sensaciones, sé quién está viniendo.

DEL DIOS “SOSPECHA”, SE PASA AL DIOS “VIVENCIA”

DEL “HOMBRE” QUE LLEGA, SE PASA AL “REX QUE RIGE Y GOBIERNA”

EL FIN DE ESTE MUNDO QUE CONOCEMOS,
Y DE ESTA VIDA HUMANA QUE VIVIMOS SON UNA CATÁSTROFE,
PERO “APARENTE”:

EL FIN DEL MUNDO Y DE LA VIDA DAN PASO
AL COMIENZO DE OTRO MUNDO Y OTRA VIDA.
PERO PARA ELLO TODA LA ESTRUCTURA DE LO PRIMERO
TIENE QUE DESAPARECER
PARA DAR LUGAR Y CABIDA
AL “NUEVO MUNDO”
Y A LA “NUEVA VIDA”
QUE VIENEN.

“como el grano de trigo, que cae en tierra, si muere da mucho fruto…”

CB - TOrdinario - D34 (Pagola)

Juan 18, 33 – 37
Cristo el Señor
TESTIGOS DE LA VERDAD
José Antonio Pagola

El juicio tiene lugar en el palacio donde reside el prefecto romano cuando viene a Jerusalén. Acaba de amanecer. Pilato ocupa la sede desde la que dicta sus sentencias. Jesús comparece maniatado como un delincuente. Allí están frente a frente: el representante del imperio más poderoso y el profeta del reino de Dios.

A Pilato le resulta increíble que aquel hombre intente desafiar a Roma: «¿Con que tú eres rey?» Jesús es muy claro: «Mi reino no es de este mundo». No pertenece a ningún sistema injusto de este mundo. No pretende ocupar ningún trono. No busca poder ni dinero.

Pero no le oculta la verdad: «Soy Rey». Ha venido a este mundo a introducir verdad. Si su reino fuera de este mundo, tendría «guardias» que lucharían por él con armas. Pero sus seguidores no son «legionarios», sino «discípulos» que escuchan su mensaje y se dedican a poner verdad, justicia y amor en el mundo.

El reino de Jesús no es el de Pilato. El prefecto vive para extraer las riquezas y cosechas de los pueblos y conducirlas a Roma. Jesús vive «para ser testigo de la verdad». Su vida es todo un desafío: «todo el que es de la verdad, escucha mi voz». Pilato no es de la verdad. No escucha la voz de Jesús. Dentro de unas horas, intentará apagarla para siempre.

El seguidor de Jesús no es «guardián» de la verdad sino «testigo». No ha venido tras las huellas de Jesús para ser legionario sino discípulo. Su quehacer no es disputar, combatir y derrotar a los adversarios, sino vivir la verdad del evangelio y comunicar la experiencia de Jesús que está cambiando su vida.

El cristiano tampoco es «propietario» de la verdad, sino testigo. No impone su doctrina, no controla la fe de los demás, no pretende tener razón en todo. Vive convirtiéndose a Jesús, contagia la atracción que siente por él, ayuda a mirar hacia el evangelio, pone en todas partes la verdad de Jesús. La Iglesia atraerá a la gente cuando vean que nuestro rostro se parece al de Jesús, y que nuestra vida recuerda a la suya.

Friday, November 17, 2006

CB - TOrdinario - D33 (Edu)

MATERIALES PARA UNA CATEQUESIS DE ESCATOLOGÍA Y HOMILIA.
Eduardo Abad, Escolapio
(no olvidéis: ¡HAY PAPELERAS!)

ESCATOLOGÍA
(último domingo y primero del año cristiano)

ULTIMIDADES - POSTRIMERÍAS - HECATOMBE - CATÁSTROFE - DESTRUCCIÓN – CATACLISMO – DEBACLE - DESASTRE – DEBASTACIÓN – ASOLACIÓN – ANIQUILACIÓN…

Y por qué seguir. A todo esto sonaba y aun suena cuando queremos hablar de lo que nos pasará al final de nuestra vida y del mismo cosmos.

Miedo, miedo, miedo. Y susto, susto y susto

A mi el susto y el miedo, aun no me ha salido del cuerpo y con dificultad me saldrá. Me lo metieron muy dentro de pequeño y adolescente. También de joven…

Pero soy capaz de hacer otra lectura de esta PALABRA de DIOS para que los nuevos cristianos sean seres humanos sin miedo, sin sustos, aunque yo lo siga teniendo, porque quienes me catequizaron con toda su buena voluntad, así lo aprendieron y así lo enseñaban y así lo vivían

NOTENGÁIS MIEDO aparece frecuentemente en labios de Jesús. Buscad vosotros las citas para llenaros de confianza y seguridad y nada de miedos y nada de sustos.

Juan Pablo II, el GRANDE, porque lo primero que nos dijo en su saludo al comenzar su pontificado fue: NO TENGÁIS MIEDO

Para un creyente cristiano todo lo que hay de catastrofismo en el mundo tiene un sentido positivo y esperanzador: el alumbramiento de un mundo nuevo y de una nueva creación”

“Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta.”

La higuera en esa situación anuncia el fruto inmediato.

También las situaciones de cambios por “nuevos alumbramientos” en la Humanidad nos anuncian que estamos ayudando a que esté más cerca la llegada al PUNTO OMEGA.

¿Por qué tienes miedo? Si él nos dice: “...yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante”… “pongo mi vida por las ovejas” … “yo les doy la vida eterna, y no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano”. “No os angustiéis, ni tengáis miedo. Ya me oísteis decir que me voy y que vendré para estar otra vez con vosotros”.

Nos encaminamos al final del camino: el universo y nosotros.

Llegaremos a esa META que llaman algunos PUNTO OMEGA.

La META nunca es un MURO, donde se estrellan los que llegan a grandes o pequeñas velocidades. Esto no lo conciben ni los perversos, aunque lo puedan hacer.

La META es ese PORTALÓN, que al pasar del otro lado, te encuentras con todo cuanto has deseado y soñado en el camino: gloria, alegría, premios, ser alguien y “alguien importante” …

¿Por qué tenemos miedo de llegar? Quizás porque los contenidos de nuestra FE nos los han interpretado en clave de miedo. Nos han presentado un juicio severísimo, donde ya no se puede engañar.

Y justamente, porque ya no se puede engañar, ni engañarse, Santa Teresa de Lisieux decía que el atributo que más apreciaba en Dios era “su Justicia”.

El no se puede engañar al juzgar lo que yo consideraba trasgresión y él lo ve como debilidad, limitación, mala cuna que he tenido.

Sus hermanas del convento la juzgaban con poca piedad y la echaban en cara que era una niña mimada y que por las influencias de su familia había entrado en el convento sin tener la edad requerida. Y además que solo valía para barrer los claustros y mal. Pobre criatura, que casi todo lo hacía mal, según sus compañeras. Pero Dios sabe por qué hace las cosas a medias. Que venga su juicio cuanto antes, pues con él todo estará en su sitio, ajustado, justo, en su lugar.

EL FINAL DE TU VIDA Y DEL UNIVERSO VA A SER UNA APOTEOSIS,
LA GRAN GLORIFICACIÓN DE DIOS Y LA TUYA
,
que estarás en tu sitio y no donde te has puesto tú, equivocadamente, no eres infalible juzgándote; ni tampoco en el sitio que te colocó la sociedad, tu familia incluida, que tampoco son infalibles, a Dios gracias. Dios, sí, él es Infalible. Estarás en tu sitio, el tuyo, dando GLORIA a DIOS.

Esto es llegar a la META , esto es llegar al PUNTO OMEGA.

Cuenta y si no estoy mal informado, que Santa Teresa de Jesús, concebía la felicidad de la gloria y el cielo de cada uno de esta manera: “En la plaza del pueblo se encuentra la fuente comunitaria de agua cristalina. Hay mujeres llenando sus cántaros; algunas, después de haber llenado sus cántaros, bien hasta arriba, se iban a hacer algunos “recados” en las tiendas de la plaza.

Y Teresa de Jesús, viendo esta estampa de aquel tiempo, se inventa la historia d e los cántaros.

Había bastantes cántaros de todos los tamaños y llenos hasta arriba. Un cántaro pequeño, con una capacidad de solo dos litros, pero lleno hasta arriba, estaba junto a otro cántaro, también lleno hasta arriba, pero con una capacidad de por lo menos de seis litros.

Le miraba y remiraba, viendo lo grande que era y la mucha, muchísima agua que contenía. Y al final, ¡zas!, entró en conversación con aquel catarazo y le dijo: Ya me podías dar un poco de agua, pues tienes tres veces más que yo… y se quedó mohíno.

El cántaro grande le respondió amable y amigablemente: Tu estás lleno hasta arriba y estás igual que yo. No te cabe más agua. Estás PLENO.

Y el cántaro pequeño se quedó tranquilo y conforme, pues estaba TAN PLENO COMO EL CÁNTARO GRANDE , el de los seis litros.

Todos seremos felices, pues Dios no nos puede crear para ser infelices, desgraciados y condenados para siempre.

Nada de fuegos devoradores, que queman, pero que no te consumen; demonios que te clavan con sus tenedores; olores nauseabundos; visiones horribles que te mantienen en un continuo susto, chillidos y alaridos de monstruos repugnantes…

Será mucho peor que todo eso, pero en otro registro más íntimo, más tuyo, más interior. El PROYECTO de DIOS sobre ti, tú lo has dejado a medio realizar. Eres cántaro de solo dos litros. Esa es tu capacidad de felicidad y de gloria, que es AMOR de DIOS y a DIOS. No cabe más. FELIZ, SÍ, pero en tono menor. PLENAMENTE FELIZ, no puedes desear, ni aspirar a más, solo tu capacidad: dos litros. Hasta arriba, pero solo dos litros.

Hablando a modo humano:

es la decepción de Dios porque no realizaste SU PROYECTO sobre ti. Te quedaste en dos litros.
es tu tristeza porque tu corazón no puede recibir una manifestación de amor, un abrazo de Dios, nada más que de dos litros.

Claro, ésta es una reflexión a modo humano. Caemos fácilmente en esta tentación del pesimismo.

Esta no es una visión, ni un discurso a modo evangélico, en manera alguna.

Dios no nos ha creado para ser desgraciados y condenados, sino para ser felices todos. Judas, también. Porque Dios es la JUSTICIA misma. Y nos pondrá a cada uno en nuestro sitio, en nuestro lugar, estaremos ajustados: unos a los dos litros; otros a los seis, cada uno según la capacidad a la que llegó en el Proyecto de Dios.

Aunque, verdad es, que en esa Nueva Vida, en ese Reino de Dios, no hay sitios, ni lugares, pues no hay espacio, ni tiempo, ni forma, ni peso, ni nada de nada de lo que define y explica la materia y la vida terrena. Es solo un modo de hablar, por analogía humana para entender algo.

Visión realista y no catastrofista. Visión evangélica de Dios. Hay que desnudarle de la idea del Dios del Antigua Alianza, de truenos, rayos y relámpagos. Y borrar de las mentes las interpretaciones tremebundas de un Dios justiciero, no justo, de la Nueva Alianza

PUNTO OMEGA Y EL FENÓMENO HUMANO

Y si te animas, intenta leer unos recuerdos que aprendí hace ya 40 años, cuando me explicaron el libro. “El fenómeno humano” de Theilard de Chardin. Mis recuerdos no son precisos.

Si los entiendes regular, lo tienes claro en el libro, aunque no es fácil de leer sin una preparación adecuada

Punto Omega, es el final apoteósico, de plena y total realización, de suma y total perfección, como esperado y presentido por el ser humano y “la creación entera, que gime como con dolores de parto”, en la esperanza de llegar a ese “alumbramiento”. Es como un “renacer” a una nueva existencia y realidad.

Pero el gran prodigio y misterio de esta hipótesis científica de Theilard de Chardin, es que, cuando lo creado ha dejado su estructura “elemental”, con el bing - bang en el “principio” y llega a una etapa de gran complejidad, llegando a una etapa de evolución super - compleja, de materia oscura, galaxias, estrellas, agujeros negros, vida elemental, toda esa perfección compleja deja emerger en toda esa complejidad estructural, un “algo” de la impronta, del “sello de la casa”, del principio, origen y causa de ese universo. “Algo” que es inmaterial o espiritual: EL SER HUMANO –mente y cuerpo-

En esta etapa evolutiva de todo el universo, esa cúspide compleja en la que aparecen elementos inmateriales, espirituales, es cuando ese “nuevo modo de existir” -mente.cuerpo; materia.espíritu- es cuando vemos o al menos vislumbramos, que así como el pintor deja la huella de su creatividad y de su espíritu en sus cuadros y que por esos rasgos y huellas se le conoce y reconoce, así también ocurre con este Creador artista: en los seres humanos le vislumbramos o vemos en esa mente y en ese espíritu, que no sabemos hasta donde va a poder llegar en su condición de ilimitado o quasi - infinito, semejante, pero no igual que Dios

Ya no es la “sark” o materia animada, -la carne, decimos- sino la “rhua” o lo in-material, rigiendo y dominando cada vez más y más, a este universo, al ir conociendo las estructuras y mecanismos del mismo, incluso en sus caprichos de “incertidumbres”, y en sus estructuras y movimientos “reglados”:
por leyes físicas en la materia.
por el instinto, en los seres vivos con sensaciones: la “sark” –el “cuerpo”
y por la lógica racional y matemática y “la libertad” en la “rhua” -mente humana-.

Al llegar el universo a esta fase de una “complejidad” o perfección adecuada, crítica, en el proceso de su evolución y crecimiento óptico deja emerger, trasparentar, vislumbrar y hasta ver el “espíritu”, lo inmaterial, la mente, la impronta de la naturaleza del Creador.

CONCLUSIÓN

El prodigio y misterio es que el ser racional puede en su ejercicio de la libertad y decisión:

1- “ACELERAR EL “TIEMPO” de esta apoteosis o PUNTO OMEGA
2- Puede llegar en el “TIEMPO FIJADO”
3- Lo que no podrá nunca, a pesar de las apariencias coyunturales, donde parece que vamos a la Hecatombe , es IMPEDIR QUE TODA LA CREACIÓN, SER RACIONAL INCLUIDO, lleguen al PUNTO OMEGA O APOTEOSIS.

La gran responsabilidad del ser humano es que con su mente y su libertad puede hacer que toda esta humanidad llegue antes de la “HORA FIJADA EN EL RELOJ DEL MUNDO POR EL CREADOR a su realización plena, habiendo logrado para ese entonces el dominio del universo, porque éste es el PROYECTO de DIOS: CRECED – MULTIPLICAOS – DOMINAD EL UNIVERSO

Edu, piariste

La HOMILIA del 33 DOMINGO TO. –B

Esta Introducción le sirve de marco referencial y fondo de sus ideas a la HOMILIA del 33 DOMINGO, TO – B

1ª.- Lectura Daniel 12, 1-3
2ª.- Hebreos 10, 11-14.18
3ª.- Marcos 13, 24-32


Último domingo del año litúrgico de la Iglesia católica. El próximo domingo, la Iglesia y nosotros con ella, celebraremos la apoteosis, el triunfo glorioso de Cristo, Rey del universo y de la vida.

Celebraremos la gloria esplendorosa de esta creación y de la humanidad, transformada y glorificada por la divinidad de un Dios Trinidad: Padre, Hijo y Santo Espíritu, que es Todopoderoso, que no puede fracasar, -dejaría de ser Dios- que es bueno y que nos quiere muchísimo, en expresión de la misma Biblia, al decirnos que nos quiere, fijaros bien: "como a las niñas de tus ojos". Llenaros, pues, de alegría y de paz, hermanos.

Este es, pues, el último domingo de este año cristiano. Un año más y un año menos. Un año más, de minutos, días y semanas, tenemos todos en nuestra edad. Los niños y jóvenes se ponen contentos de tener un año más. Con cuanta ilusión queremos cumplir 10 años, cuando tenemos solo 7 años; o 15, cuando tenemos 13; o 21, cuando tenemos 17, porque nos consideran, entonces, mayores de edad. Somos importantes, porque ya no somos “chiquillos”.

¡Todos tenemos un año más! También todos tenemos un año menos. Un año menos nos falta para llegar al final. Para los que no creen, es un año menos para llegar al desastre total de la vida con la maldita muerte inevitable, según ellos. Para los que creen, un año menos para llegar a la meta cual buenos atletas, y contentos de llegar a la meta, porque allí encontraremos todo lo que en esta vida esperábamos… Y mucho más. Como dice San Pablo, escribiendo a su amigo Timoteo en segunda carta (4, 6-8).
"Yo estoy a punto de que me llegue la muerte y se acerca el momento de mi partida. He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, siempre he sido fiel a la fe. Desde ya, me está preparada la corona de los santos con que me premiará aquel día el Señor, justo juez: y conmigo la recibirán todos aquellos, que han esperado su venida gloriosa.”

A ti ¿te asusta, te ilusiona o te deja indiferente haberte aproximado 365 días de tu final? Sabes los días de tu vida, que han pasado, que has vivido. Lo malo, es que no sabes los que te quedan para llegar al final, porque "el día y la hora nadie la sabe, ni los ángeles del cielo". Y lo peor y lo mejor es que según el profeta Daniel:
"Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para la vida eterna. Otros para ignominia perpetua",
y esta afirmación, tener en cuenta, que no la digo yo, sino el mismo Dios por boca del profeta Daniel.

Y es normal esta sentencia de Dios, pues, ya que en este mundo no se no se hace justicia perfecta, como todos deseamos y queremos y hasta lo gritamos en múltiples manifestaciones, al menos, que podamos vivir con la esperanza, que al final, justicia perfecta se hará, porque no es posible, que criminales a sueldo o violadores salvajes, que si Dios los perdona y los salva del desastre eterno, porque Dios es todo bondad y misericordia, y no se lo vamos a discutir, porque hay que entender eso del infierno de manera positiva, como Santa Teresa de Jesús y hoy no lo cuento; que tengan, pues, esos criminales, la misma recompensa y la misma gloria que la Virgen María, dolorosa y afligida como nadie, al pie de la cruz, o que los apóstoles, o los mártires o nuestra abuela, que fue una santa y ya va de camino, si es que ya no ha llegado a su glorificación.

En este domingo, se trata de profundizar e interiorizar la idea esperanzadora de que nuestro final, a pesar de todos los pesares, va a ser una apoteosis, que va a glorificar a Dios. Dios se va a “experimentar Dios”, por su triunfo, por su éxito irrecusable en esta creación esplendorosa, que habrá alcanzado la perfección total y absoluta. Y no puede ser de otra manera, pues si no, Dios, el Absoluto no sería ni Absoluto, ni Omnipotente… ni Dios, ni nada.

Habrá llegado a ese Punto Omega, del que nos habla el antropólogo y etnólogo, Theilard de Chardin.

Según él, toda la Creación, seres humanos incluidos, salimos de las manos del Creador y llevamos su sello, su impronta, como la huella que deja de su creatividad y de su espíritu, el pintor en sus cuadros y que por esos rasgos y huellas se le conoce y reconoce.

Todo este Universo va camino de su perfección total y plena en su desarrollo, crecimiento o evolución en la complejidad de sus estructuras, a un ritmo o velocidad de crucero, conforme con la propia naturaleza que Dios le imprimió. Es lo que él llama el final apoteósico (divinización) o Punto Omega… Y le llama Omega, porque la letra final del abecedario griego es la letra Omega.

Punto Omega, os repito, es el final apoteósico, de plena y total realización, de suma y total perfección, como esperado y presentido por el ser humano y “la creación entera, que gime como con dolores de parto”, en la esperanza de llegar a ese “alumbramiento”. Es como un “renacer” a una nueva existencia y realidad.

Se nos habla de este final de la vida y del mundo, este llegar a la META o PUNTO OMEGA en forma o estilo apocalíptico, y de revelación sobrecogedora, "porque serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora", el profeta Daniel nos abre la puerta a la esperanza de un más allá. Que la muerte no es el final desastroso, no es el fracaso total.

En su tiempo, el pueblo de Israel, con los hermanos Macabeos a la cabeza, sufre acoso, muerte y derrota por la persecución sangrienta de los Antioco, reyes de Persia.

Hoy, nosotros, sufrimos también descalabros y desesperanzas en esta sociedad moderna, donde a veces perdemos las ilusiones y hasta las mismas esperanzas, y nos dan ganas de echarlo todo a rodar, cuando vemos cómo la inmoralidad y procacidad nos las imponen en los mismos hogares, a través de la pequeña pantalla, jugando con nuestros instintos y pasiones y destruyendo la moral de nuestros hijos, niños y jóvenes.

Cuando vemos que grupos fuertes de narcotraficantes imponen su ley de muerte con la venta de drogas por toneladas, enfrentándose y amordazando a los mismos gobiernos, que nosotros hemos elegido para que nos administren con honestidad y justicia y para que nos defiendan.

Cuando vemos también y sufrimos tantas injusticias, sintiéndonos impotentes y derrotados, como aquel pueblo de Israel ante la persecución a muerte del rey Antioco Epifanes.

Pero de la misma manera que a los israelitas el profeta Daniel les abrió a la esperanza del triunfo, con la promesa de una nueva vida, de la resurrección, que la vida, pues, no termina con el desastre de la persecución y de la muerte, nosotros también, hoy, al acabarse el año litúrgico, como se acabará nuestra vida terrenal, nos sentimos invadidos por la esperanza alegre de la venida triunfal del Hijo del Hombre: "Cristo Jesús, sobre las nubes, con gran poder v majestad: enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos del extremo de la tierra al extremo del cielo".

¿Quiénes son los elegidos? Los que están inscritos en el libro, nos ha dicho el profeta Daniel. Y ¿quiénes están inscritos en el libro? Los que dan, no lo que les sobra de su tiempo, de su vida, de su dinero, sino los que dan su vida, su tiempo y su dinero, como la viuda del domingo pasado, que echó en el arca de las ofrendas del templo todo lo que tenía para vivir. Se quedó sin nada. Solo le quedó la esperanza de que Dios llenaría su corazón y quedaría así inscrita en el libro de los elegidos para la vida eterna, porque en su corazón, llevaba toda su esperanza: el mismo Dios

¿Quiénes están inscritos en el libro de la resurrección? Los que gritan a Cristo con confianza y amor para ver el verdadero sentido de la vida, como el ciego de Jericó, Bartimeo y siguen después a Cristo, como él lo siguió hasta Jerusalén, hasta el Calvario, a diferencia de aquel muchacho rico, que no lo pudo seguir, porque prefirió sus riquezas y se quedó triste con ellas, pues había perdido lo mejor, a Cristo

¿Quiénes están inscritos en el libro de la nueva vida? Los que sirven a todos y ocupan siempre el último lugar.

¿Quiénes están inscritos en el libro del juicio final? Los que no cometen adulterio y son fieles a su cónyuge, a la vida y al trabajo de cada día de manera responsable.

¿Estoy inscrito en este libro? Porque sería un desastre despertar de la muerte para ignominia perpetua, nos ha dicho Daniel, el profeta. "Que la ciencia consumada es que el hombre bien acabe. porque al fin de la jornada. Aquel que se salve sabe v el que no, no sabe nada".

Hay, pues resurrección, hay vida eterna, hay esperanza, porque hasta los que dudan haya algo y no acaban de creer, no conciben y no aceptan en cambio, que los mismos muertos queden para siempre tristes, para siempre solos, para siempre muertos, como nos lo expresa y con profunda tristeza e inquietud, Gustavo Adolfo Bécquer, al decirse e interrogarse y al decirnos, a su vez a nosotros:
"¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
podredumbre v cieno?
No sé, pero hay algo
que explicar no puedo,
que a la par nos infunde
repugnancia y miedo,
al dejar tan tristes,
tan solos, los muertos".

No puede ser… tiene que haber vida eterna, tiene que haber resurrección.

Necesitamos hoy, celebrar la Eucaristía para dar gracias a Dios por la puerta que nos ha abierto a la esperanza con la resurrección.

Su vida, su ser que es alimento eucarístico, fortalecerá nuestro corazón para servir, para gritar y ser fieles a nuestros compromisos sacramentales a partir de nuestro bautismo y lograr así estar inscritos en el libro de la vida, en el libro de los elegidos.

Y gritar, decir, sentir y vivir de verdad, aquellos sentimientos de Santa Teresa de Jesús:
Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel, estos hierros
en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida
me causa dolor tan fiero,
que muero porque no muero.

¡Ay, qué vida tan amarga
do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
no lo es la esperanza larga:
quíteme Dios esta carga,
más pesada que el acero,
que muero porque no muero.

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir
me asegura mi esperanza;
muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.

Mira que el amor es fuerte;
vida, no me seas molesta,
mira que sólo me resta,
para ganarte perderte.
Venga ya la dulce muerte,
el morir venga ligero
que muero porque no muero.

Edu, piariste

Wednesday, November 15, 2006

CB - TOrdinario - D33 (Pagola)

Marcos 13, 24 – 32
AL FINAL, VENDRÁ
José Antonio Pagola

No se les hacía fácil a los primeros cristianos perseverar fieles a Jesús: ¿Cuándo llegaría a implantarse el reino de Dios?, ¿cuándo dejarían de sufrir los pobres y desgraciados?, ¿no iban a terminar nunca los abusos e injusticias de los poderosos?.

Al final de su escrito, Marcos quiso ofrecer a sus lectores la visión del «Final». Quería infundirles luz y esperanza. Recogió dichos auténticos de Jesús, acudió también a escritos de carácter apocalíptico y les recordó el último secreto que encierra la vida: al final, Jesús, el «hombre nuevo» dirá la última palabra.

La escena es grandiosa. El sol «se hará tinieblas», ya no pondrá luz y calor en el mundo. La luna «no dará su resplandor», se apagará para siempre. Las estrellas «se irán cayendo del cielo» una detrás de otra. Las fuerzas de los cielos «temblarán». Este mundo que parece tan seguro, estable y eterno, se hundirá.

En medio de esa oscuridad total, hará su aparición Jesús, el «Hijo del Hombre», el «hombre nuevo», el verdaderamente humano. Todos le verán venir con «gran poder y esplendor». Ya no habrá otros poderes ni imperios. Nadie le hará sombra. Él lo iluminará todo poniendo verdad y justicia.

No hay propiamente juicio. Basta «verle venir». Es el «Hombre nuevo». Todo queda confrontado con él. Entonces aparecerá lo que es realmente una vida humana. Se verá dónde está la verdad y dónde la mentira. Quiénes han actuado con justicia y quiénes han sido injustos e inhumanos.

Entonces se desvelará la realidad. Las cosas quedarán en su verdadero lugar. Se verá el valor último del amor. Se hará justicia a todas las víctimas inocentes: los muertos por desnutrición, los esclavos, los torturados, las maltratadas por el varón, los excluidos de la vida, los ignorados por todos.

Como dice otro texto cristiano: Dios «creará unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habitará la justicia». Entonces se verá que la manera más humana de vivir es trabajar por un mundo más humano. Esta vida, a veces tan cruel e injusta, pasará. Las «palabras» de Jesús no.

Wednesday, November 08, 2006

CB - TOrdinario - D32 (EduardoA)

CUIDAR VUESTRA ESPERANZA
CLAVE PARA ELVIVIR
HUMANO Y TRASCENDENTE

INTRODUCCIÓN

SOBRE LA ESPERANZA EN LA CATEQUESIS DE “LAS VIRTUDES TEOLOGALES”

Todas las religiones hablan del futuro y de lo que hay en él, de mil maneras y modalidades.

Todos los seres humanos sospechan, divagan, acarician, sueñan, imaginan, abrigan, vislumbran, ESPERAN en un “algo quimérico”, porque nadie lo ha podido experimentar científicamente. Y los que quieren hacer la experiencia ya no lo pueden contar.

Verdad es que el cúmulo de mis conocimientos no todos son “científicos”, experimentables, comprobables. Esos conocimientos no científicos exigen despertar en mí la CONFIANZA para poder seguir viviendo, caminando sin miedos, avanzado en mi vida y viviéndola con paz, gozo y alegría.

Nunca podré “saber con certeza” que mi amigo no me hará traición. Nunca podré saber si mi mujer me ha sido fiel. Necesito CONFIAR que me es fiel, porque, si no mi hogar, dulce hogar, se convierte en un infierno, el infierno de los celos, porque me falta la CONFIANZA , ya que no puedo ESPERAR con certeza que mi mujer me es fiel.

ESPERAR con CERTEZA ya no es ESPERANZA, es EVIDENCIA, es entrar en el campo de la ciencia.

Si con los conocimientos científicos hacemos progresar a la humanidad, sin ESPERANZA no se podría vivir en la sociedad, ni en la familia.

Espero que el comerciante me haya vendido un detergente y no nitroglicerina.

Espero que mi mujer no me haya puesto veneno en la comida. Espero que mi hijo no me mate mientras duermo y por eso no pongo el cerrojo en la puerta de mi dormitorio.

* Parafraseando a Santo Tomás de Aquino, pudiéramos decir con él, cuando habla de Dios: “Yo no sé si viene Pedro, aunque sé que es Pedro quien viene”.

* Y nosotros podemos decir, en definitiva: “YO NO SÉ SI HAY “ALGO” DESPUES DE LA MUERTE, AUNQUE YO SÉ QUE HAY “ALGO”.

* Hay que encender todos los días la llama de la ESPERANZA.

Es una “llama frágil, agonizante, que cualquier soplo, en cualquier instante, la puede apagar”.

La mayor amenaza para la Esperanza es la satisfacción por el presente magnificado, evadiéndose del futuro. Vivir y anclarse en el “hoy” es matar la Esperanza.

No es menos amenaza para la Esperanza volverse al pasado, renunciando al presente y olvidando el futuro. Uno es un muerto en vida, uno es un fósil para un museo arqueológico.

Y como broche de oro y que es lo que más convence, quiero recordar el final del cuento de Leonardo Boff, en su libro: “Hablemos de la otra vida (Apocalipsis)”

“Un hombre creía en la tierra de los justos y buenos. ¡Debe haber en este mundo de Dios una tierra de los justos y los buenos! ¿Por qué no habría de haberla?... se decía.

Después de su peregrinar, preguntando a todo tipo de sabios dónde se podía encontrar “la tierra de los justos y buenos”, al final, dijo al último sabio, que interpeló y que le decía:

«Todos mis libros son científicos y mis mapas están confeccionados con las técnicas más avanzadas, basados en fotografías hechas por los satélites artificiales. ¡La tierra de los justos y buenos no existe! ¡Es el sueño de un viejo caduco!».

El viejo de los ojos fijos se enfureció terriblemente:

«¿Qué dice? Llevo viviendo y esperando largo tiempo y siempre he creído en una tierra de los buenos y justos. Y ahora, según sus mapas, no existe ninguna. Todo quedaría en el sueño de un viejo caduco. ¡Esto es una burla!» Y volviéndose al sabio le dijo:

«Usted, charlatán insolente y prestidigitador barato, usted no es un sabio y su ciencia no es más que la elaboración de una cabeza desequilibrada».

Y le dio uno, dos, tres coscorrones en la cabeza; y luego otro y otro más, hasta siete. Después se fue para casa, se echó en cama y dijo:

«Ahora lo he entendido todo. Me voy a la tierra de los buenos y de los justos... ».

Y murió.



CATEQUESIS – HOMILÉTICA

1ª LECTURA Reyes 17, 10-16
2ª LECTURA Hebreos 9, 24-28
3ª LECTURA Marcos 12, 38-44

En estos tres domingos, Jesús nos ha hecho una gran catequesis o enseñanza para poder seguirle y ser de verdad de verdad, cristianos. Nos ha enseñado que el medio privilegiado para escuchar a Dios y hablar con Dios y así llegar a Dios, son esas tres fortalezas o fuerzas, que se nos han dado en germen cuando recibimos el sacramento del Bautismo: La fe, la esperanza y la caridad. Debemos, pues, profundizar estas enseñanzas para ir avanzando en nuestra madurez y transformación cristianas, so pena de quedarnos fosilizados y servir nada más, que como pieza de museo arqueológico.

En este tercer milenio el Papa insiste en que: "es hora de la nueva evangelización". Todo ha de mirar a que la Buena Noticia de Jesucristo llegue al corazón de las personas y transforme nuestro, mundo. Por ello todos los sacerdotes y párrocos deben profundizar y explicar sin prisas, al menos, estas catequesis de los domingos, que la Iglesia nos propone durante el año litúrgico, para que lleguen al corazón de las personas y hacer que dejen atrás un cristianismo de pobres costumbres religiosas y de tradiciones de familia, de tribu y de regionalismos.

Hemos de dejar hacer homilías como telegramas, que es propio del mundo del comercio y finanzas y escribir cartas de amor, que nunca se saben cuando acaban. Pero para ello hay que poner “corazón”, no dinero, tanto quien habla como el que escucha; como los novios.

El objetivo es lograr un cristianismo más auténtico, liberador y transformador de nuestras vidas en estos años. Pero, no basta solo la predicación bien preparada del sacerdote y si lo descuida, vosotros de manera educada se lo debéis recordar, sino también se necesita vuestra colaboración, trabajando vosotros, solos o en grupo, en vuestras casas o en las salas de la parroquia, esa la Palabra de Dios del domingo correspondiente, para que la homilía caiga en tierra ya algo preparada y sea como un eco en la homilía que escuchamos.

Vuestro trabajo, pues, consiste en leer y pensar al menos, el Evangelio, que estamos proclamando este año, que es el de San Marcos. Estamos en el capítulo 12. Claro, yo supongo que tenéis al menos, la Biblia en casa.

Si no fuera así preguntad a vuestro párroco cuál es la traducción que más os conviene, para comprarla cuanto antes.

Recordemos, pues, brevemente el contenido de esta triple catequesis de estos tres domingos sobre las virtudes teologales: la fe, la caridad y hoy sobre la esperanza.

Primero fe o confianza en la persona de Jesucristo y su Palabra, como la del ciego Bartimeo, que sin ver dio un salto en el vacío, con la confianza que llegaría hasta los pies de Jesús. Fue lo primero que vio en su vida: el rostro de Jesús y tanto le conoció, que su fe en Cristo y su confianza le hicieron seguirle, subiendo hacia Jerusalén, hacia la cruz del Gólgota, hacia el sacrificio y hacia la Pascua y la Resurrección.

Para querer y más adelante amar a una persona, antes hay que conocerla. ¿Lees la Biblia o al menos los Evangelios una vez a la semana para conocer más a Jesús, entrar un poco más en el misterio de su divinidad y de su humanidad y desarrollar de ese modo, esa fuerza que se te dio en el bautismo y que llamamos fe?.

Fe no es conocer simplemente cosas, eso es cultura. Fe es comprometerme con las cosas que sé y que conozco. La fe es, pues, una manera de vivir la vida, dándole un sentido. Por qué vivo, para que vivo, qué es vivir.

A medida que se conoce a una persona, se la desprecia cada vez más o cada vez se la quiere más y se la ama mejor. Si tu fe es grande y tu confianza crece, comenzarás a amar con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente con todo tu ser a la persona conocida. Y tu amor llegará a ser tan grande, que ya no será amor simplemente humano, sino amor divino, que llamamos "caridad".

Caridad es el amor que Dios nos tiene, que es un amor, es un darse sin esperar nada en retorno. Es un amar a fondo perdido y entonces seremos capaces de hacer realidad lo que Santa Teresa de Jesús decía, mirando a Cristo crucificado:

No me mueve, mi Dios, para quererte, - el cielo que me tienes prometido, - ni me mueve el infierno tan temido – para dejar por eso de ofenderte. - Tú me mueves, Señor, muéveme el verte - clavo en una cruz y escarnecido; - muéveme el ver tu cuerpo tan herido, -muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor y en tal manera, - que aunque no hubiera cielo, yo te amara - y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar, porque te quiera, - pues, aunque lo que espero no esperara, - lo mismo que te quiero te quisiera".

Es decir: te quiero, porque te quiero.

Este era el mandamiento primero, por el que le preguntaba a Jesús aquel escriba. Y le contestó, haciéndolo no solo primero, sino mandamiento mayor. Se puede ser primero y ser pequeño, enano. Este es Mandamiento MAYOR.

Esta es, pues, la fuerza de la caridad, que nos hace amar a Dios y todas las cosas de Dios, sus criaturas, empezando por la más querida por El: el hombre, el propio ser humano, nuestro prójimo; el que está cerca y también y sobre todo, al que nosotros nos acercamos, nos aproximamos, porque nos necesita. Ese es el verdadero prójimo o próximo, al que yo me aproximo, porque veo me necesita.

Naturalmente, este amor a Dios, nos hace esperar, que un día podremos alcanzarle; hacer realidad todos nuestros sueños e ilusiones, que el mismo Dios nos ha despertado: llegar a los esponsales del Cordero, como dice el libro del Apocalipsis.

Y hoy se nos hace la catequesis sobre la tercera fuerza, que nos ponen en comunicación y diálogo con Dios: la Esperanza.

Ya la primera lectura, tomada del 1er libro de los Reyes (17, 10-16) nos pone en situación de esperanza: Elías, muerto de sed y de hambre, pide a una viuda, pobre, pobrísima, a las puertas de la ciudad de Sarepta, que le dé un poco de agua y algo de pan. Solo tenía un bocado de pan para ella y su hijo y después esperar la muerte. Lo dio todo al profeta para que él no muriera! Ella se quedo solo con la esperanza, que Dios no la abandonaría, conforme a las palabras del mismo profeta Elías.

Jesús estaba sentado en un banco de piedra del templo de Jerusalén, en frente del arca de las limosnas y de las ofrendas. Observaba a la gente que iba echando dinero. Los ricos al echar sus monedas, sonaba un buen rato el agudo y armonioso sonido de sus piezas de oro y de plata. Se iban orgullosos y ufanos, dejando de trasfondo la música del sonoro metal plata y oro; a la vez, con la cabeza alta, se iban diciendo: qué bueno que soy, qué generoso! Cuánto me debe Dios. Dejaban algo de metal y se llenaban de orgullo.

Se acercó con sigilo, y hasta con algo de miedo y de vergüenza, una pobre viuda, toda ella vestida de negro y dejó caer dos piececitas de nada. Y al caer en el fondo del arca, tan llena de oro y plata, no se sitió ni el más leve sonido. Y discretamente iba dejando aquel lugar de su vergüenza.

Jesús llamó rápido la atención de sus discípulos y les dijo: "Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie, porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".

Lección magistral para acabar esta catequesis sobre la fe, la caridad y la esperanza. Esta viuda, quería a Dios más que a todo, más que a su propia vida, por eso dio todo lo que le quedaba para vivir, porque esperó, que vaciando su corazón de las cosas, aun necesarias, Dios llenaría ese vació, que en su corazón había hecho. Se quedó sin cosas. Esperó y se llenó de Dios.

Mientras des solo el tiempo que te sobra, las monedas que te sobran y te molestan por su peso en el monedero, mientras des las sobras de todo lo de tu vida, no puedes esperar nada que pueda llenar ni tu vida, ni los amores de tu corazón. Podrás esperar que te toque la bonoloto, pero no podrás esperar, porque esperanza divina no tienes, que Dios llene tu corazón, para celebrar esas bodas eternas del cordero de Dios que quita el pecado y nos devuelve nuestra belleza y resplandor primeros.

Y que en esta Eucaristía intentemos dar un nuevo paso en esa experiencia excepcional, que esperamos se haga cada vez más pronto realidad, porque ya no serán mensajeros, sino que será el Señor el mismo para decirnos: te quiero.

Hoy con esperanza y nostalgia le decimos nos sane de nuestro amor herido:

¡Ay!, ¿quién podrá sanarme?

- Acaba de entregarte ya de vero;
- no quieras enviarme
- de hoy más, ya mensajero
- que no saben decirme lo que quiero!

Amen

Edu, escolapio

CB - TOrdinario - D32 (Pagola)

Marcos 12, 38 – 44
LO QUE NOS SOBRA
José Antonio Pagola

La escena es conmovedora. Una pobre viuda se acerca calladamente a uno de los trece cepillos colocados en el recinto del templo, no lejos del patio de las mujeres. Muchos ricos están depositando cantidades importantes. Casi avergonzada, ella echa sus dos moneditas de cobre, las más pequeñas que circulan en Jerusalén.

Su gesto no ha sido observado por nadie. Pero, en frente de los cepillos, está Jesús viéndolo todo. Conmovido, llama a sus discípulos. Quiere enseñarles algo que sólo se puede aprender de la gente pobre y sencilla. De nadie más.

La viuda ha dado una cantidad insignificante y miserable, como es ella misma. Su sacrificio no se notará en ninguna parte; no transformará la historia. La economía del templo se sostiene con la contribución de los ricos y poderosos. El gesto de esta mujer no servirá prácticamente para nada.

Jesús lo ve de otra manera: «Esta pobre viuda ha echado más que nadie». Su generosidad es más grande y auténtica. «Los demás han echado lo que les sobra», pero esta mujer que pasa necesidad, «ha echado todo lo que tiene para vivir».

Si es así, esta viuda vive, probablemente, mendigando a la entrada del templo. No tiene marido. No posee nada. Sólo un corazón grande y una confianza total en Dios. Si sabe dar todo lo que tiene, es porque «pasa necesidad» y puede comprender las necesidades de otros pobres a los que se ayuda desde el templo.

En las sociedades del bienestar se nos está olvidando lo que es la «compasión». No sabemos lo que es «padecer con» el que sufre. Cada uno se preocupa de sus cosas. Los demás quedan fuera de nuestro horizonte. Cuando uno se ha instalado en su cómodo mundo de bienestar, es difícil «sentir» el sufrimiento de los otros. Cada vez se entienden menos los problemas de los demás.

Sin embargo, como necesitamos alimentar dentro de nosotros la ilusión de que todavía somos humanos y tenemos corazón, damos «lo que nos sobra». No es por solidaridad. Sencillamente ya no lo necesitamos para seguir disfrutando de nuestro bienestar. Sólo los pobres son capaces de hacer lo que la mayoría estamos olvidando: dar algo más que las sobras.

Tuesday, November 07, 2006

CB - TOrdinario - D31 (Pagola)

Marcos 22, 34 – 40
LO DECISIVO
José Antonio Pagola

A Jesús le hicieron muchas preguntas. La gente lo veía como un maestro que enseñaba a vivir de manera sabía. Pero la pregunta que esta vez le hace un «letrado» no es una más. Lo que le plantea aquel hombre preocupaba a muchos: ¿qué mandamiento es el primero de todos?, ¿qué es lo primero que hay que hacer en la vida para acertar?

Jesús le responde con unas palabras que, tanto el letrado como él mismo, han pronunciado esa misma mañana al recitar la oración «Shemá»: «Dios es el único Señor: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser». A Jesús le ayudaban a vivir a lo largo del día amando a Dios con todo su corazón y todas sus fuerzas. Esto es lo primero y decisivo.

A continuación, Jesús añade algo que nadie le ha preguntado: «El segundo mandamiento es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Ésta es la síntesis de la vida. De estos dos mandatos depende todo: la religión, la moral, el acierto en la existencia.

El amor no está en el mismo plano que otros deberes. No es una «norma» más, perdida entre otras más o menos importantes. «Amar» es la única forma sana de vivir ante Dios y ante las personas. Si en la política o en la religión, en la vida social o en el comportamiento individual, hay algo que no se deduce del amor o va contra él, no sirve para construir una vida humana. Sin amor no hay progreso.

Se puede vaciar de «Dios» la política y decir que basta pensar en el «prójimo». Se puede vaciar del «prójimo» la religión y decir que lo decisivo es servir a «Dios». Para Jesús «Dios» y «prójimo» son inseparables. No es posible amar a Dios y desentenderse del hermano.

El riesgo de distorsionar la vida desde una religión «egoísta» es siempre grande. Por eso es tan necesario recordar este mensaje esencial de Jesús. No hay un ámbito sagrado en el que nos podamos ver a solas con Dios, ignorando a los demás. No es posible adorar a un Dios en el fondo del alma y vivir olvidado de los que sufren. El amor a Dios, Padre de todos, que excluye al prójimo se reduce a mentira. Lo que va contra el amor, va contra Dios.

CB - TOrdinario - D30 (Pagola)

Marcos 10, 46 – 52
UN GRITO MOLESTO
José Antonio Pagola

Jesús sale de Jericó camino de Jerusalén. Va acompañado de sus discípulos y más gente. De pronto se escuchan unos gritos. Es un mendigo ciego que, desde el borde del camino, se dirige a Jesús: «Hijo de David, ten compasión de mí».

Su ceguera le impide disfrutar de la vida como los demás. Él nunca podrá peregrinar hasta Jerusalén. Además, le cerrarían las puertas del templo: los ciegos no podían entrar en el recinto sagrado. Excluido de la vida, marginado por la gente, «abandonado» por los representantes de Dios, sólo le queda pedir compasión a Jesús.

Los discípulos y seguidores se irritan. Aquellos gritos interrumpen su marcha tranquila hacia Jerusalén. No pueden escuchar con paz las palabras de Jesús. Aquel pobre molesta. Hay que acallar sus voces: Por eso, «muchos le regañaban para que se callara».

La reacción de Jesús es muy diferente. No puede seguir su camino, ignorando el sufrimiento de aquel hombre. «Se detiene», hace que todo el grupo se pare y les pide que llamen al ciego. Sus seguidores no pueden caminar tras él, sin escuchar las llamadas de los que sufren.

La razón es sencilla. Lo dice Jesús de mil maneras en parábolas, exhortaciones y dichos sueltos: el centro de la mirada y del corazón de Dios son los que sufren. Por eso él los acoge y se vuelca en ellos de manera preferente. Su vida es, antes que nada, para los maltratados por la vida o por las injusticias: los condenados a vivir sin esperanza.

Nos molestan los gritos de los que viven mal. Nos puede irritar encontrarnos continuamente en las páginas del evangelio con la llamada persistente de Jesús. Pero no nos está permitido «tachar» su mensaje. No hay cristianismo de Jesús sin escuchar a los que sufren.

Están en nuestro camino. Los podemos encontrar en cualquier momento. Muy cerca de nosotros o más lejos. Piden ayuda y compasión. La única postura cristiana es la de Jesús ante el ciego: «¿Qué quieres que haga por ti?».